Lea: Informe "Crónica de un Engaño" (IWGIA-ODECOFROC)

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Los intentos de enajenación del territorio fronterizo Awajún en la Cordillera del Cóndor a favor de la minería

Nuestra cultura ancestral


Por su perfil extremadamente escarpado la zona de la Cordillera del Cóndor constituye un área sometida a un uso poco intensivo. Ésa es precisamente el área que se acordó ceder para la creación del Parque Nacional de la Cordillera. Al pie, en los valles, se hace agricultura, pero en las laderas escarpadas la capa de suelo es muy delgada y está sujeta a mucha erosión con sus 4.000 mm anuales de lluvia y fuertes pendientes. La Cordillera es un lugar culturalmente protegido donde coinciden la fragilidad del medio se corresponde con el carácter sagrado que tienen muchos de sus elementos. Se trata de una zona que tiene para los pueblos jívaro y los Awajún en particular una enorme importancia cultural.

Elemento central de zona de la Cordillera es el cerro Kumpanam (una formación tipo tepui) que alcanza los 3.280 pies de altura desde su base y tiene su cumbre generalmente cubierta por nubes. Se ubica al pie del río Comaina que forma el río Cenepa. Se considera que este cerro, que en la tradición mitológica Awajún fue gente, es sumamente poderoso y de él dependen los truenos y la lluvia. Se dice que en el cerro viven 5 tijai, o dueños de los cerros, que cuidan el agua, las nubes, los animales, las plantas. Los Awajún saben por la tradición que les han transmitido “sus ancestrales” (padres, abuelos y antepasados) que el cerro Kumpanam es una reserva y así debe quedar. En sus faldas existe una abundante fauna y una impresionante biodiversidad. Se dice que se encuentra la mayor cantidad de especies de sapos (indicador clave de la biodiversidad), aves, tigres, así como en las pequeñas quebradas que se allí nacen se encuentran bujurquis y bagres locales pues es allí donde de reproducen en el agua cristalina que sale de los manantiales. También hay numerosas palmeras chonta. El agua que nace en Kumpanam es agua clara sin enfermedades que alimenta las quebradas donde viven las familias de las comunidades. Por eso existe la tradición de respetar al cerro que da la vida. Tal es el poder de este cerro “misterioso” que desde la perspectiva Awajún el cerro puede desplazarse en caso sea molestado.

Tanto en el propio cerro Kumpanam como en otras elevaciones de la Cordillera del Cóndor existen numerosas cataratas sagradas (tuna). A estas cataratas acuden los varones desde la juventud a fin de obtener una visión y de purificarse. Permanecen allí varios días dietando y tomando toé hasta obtener la visión. La visión permite a una persona adquirir poder y ver su vida tal como va a transcurrir, saber si van a ser líderes o guerreros y poder enfrentar los retos. Ese poder trasmitido a los seres humanos nace en las cataratas y sobre todo en aquellas que se encuentran en la Cordillera y en el cerro Kumpanam.

Precisamente en los últimos años ha habido una revalorización de las prácticas rituales tradicionales de formación de la persona que hacen parte del proceso de educación del pueblo Awajún como lo dejan ver diversos documentos producidos en la última década por las organizaciones indígenas Awajún. Pero también para quienes son evangélicos las cataratas sagradas son lugares de oración para adquirir una visión religiosa. Las zonas sagradas culturalmente protegidas no son directamente apropiables por los individuos y por eso también es que se emplea la figura de “reserva”, de acceso abierto a todas las comunidades. Otro tanto sucede con el cerro Tuntanain, ahora declarado Reserva Comunal.


En las laderas de la Cordillera del Cóndor, a menudo cerca de las orillas de los ríos y quebradas, son numerosas las llamadas cuevas de guácharos (tayu) que, en cambio, se heredan de generación en generación y que hacen parte de la memoria topográfica de los habitantes indígenas de la región. Las cuevas de guácharos cumplen un papel importante en los intercambios sociales, pues el dueño de la cueva invita anualmente a capturar aves.
La existencia de estas áreas culturalmente reservadas de alto valor biológico y cultural constituye una pieza central de la estrategia de manejo territorial del pueblo Awajún. Reservas como ésta son la garantía para la sostenibilidad de la cuenca del Cenepa por su papel en la reproducción de la fauna y su función productora de agua. Otro tanto ocurre con la cordillera de Tuntanain, declarada actualmente reser¬va comunal, que separa la cuenca del Cenepa de la del Santiago y que es cuidada como espacio culturalmente reservado por las comunidades de una y otra cuenca. Tanto mayor es su papel en la estabilidad ecológica cuando que el estrecho valle del Cenepa ha soportado de manera continuada una relativamente densa población. Sin la protección intangible de las partes altas de la cuenca y las nacientes de todos sus ríos formadores la cuenca no tendría garantía de sostenibilidad.

El arte, la espiritualidad y la cultura Awajún son prolíficos.




© Fotos por Marco Huaco. Todos los derechos reservados.
© Texto extraído del informe de investigación “Crónica de un engaño” del Equipo de Investigación de ODECOFROC. Todos los derechos reservados.


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